Negocio inesperado. Qué hay detrás de la disparada en la demanda de cámaras de fotos de alta gama
Comprar una cámara Leica se parece a comprar una obra de arte. Hechas en Alemania, las Leica se venden en los barrios más chetos, a veces incluso en locales que se las dan de galerías de arte. Los modelos actuales incorporan lo último en tecnología de la imagen, todo dentro del estilizado cuerpo metálico de la cámara. Las Leica han sido la cámara “de elección” de los grandes maestros de la fotografía durante décadas, desde Henri Cartier-Bresson hasta Annie Leibovitz. Y su precio es exorbitante. Una Leica Q3, el modelo compacto más reciente, cuesta alrededor de US$6000, y si la querés con apoyapulgar de descanso hay que sumarle unos US$245 más. Para los que prefieran una cámara de la Serie-M, emblema de la marca, con un par de lentes de recambio, cifra a pagar puede dispararse fácilmente a los cinco dígitos.