Ya hace más de quince años que desembarcó por primera vez en nuestro país y, sin embargo, la sensación de “maravilla e ilusión” frente a Buenos Aires se mantiene intacta.
“Es una ciudad que me sigue encantando.
Cuando llegué esa primera vez, recuerdo que viví una experiencia muy, muy bonita: había diseñado un gran mural –de 16 metros de ancho por los dos pisos de altura de la fachada de la Biblioteca La Nube, en Palermo– y vino mucha gente.
Ese viaje significó mi descubrimiento de Argentina.
Y desde entonces no me la pude sacar más de la cabeza”, dice, con su sonrisa pintada de rojo carmesí, Ágatha Ruiz de la Prada (64)..