La presión cambiaria se intensificó en las últimas ruedas, generando nerviosismo entre los inversores.
En este clima de incertidumbre, el rendimiento de los plazos fijos, muy elegidos por minoristas durante meses de estabilidad, cobra especial relevancia.
La reciente suba del dólar MEP, que alcanzó un aumento de 6,66% en los últimos 30 días, reavivó la preocupación por el poder adquisitivo del peso y, de esta forma, pone en cuestión si las alternativas tradicionales como el plazo fijo logran ofrecer rendimientos competitivos en comparación con el comportamiento del dólar o la inflación..