Kiko Amat (Sant Boi de Llobregat, 1971) siempre ha tenido querencia por los antihéroes.
También por la cultura ‘underground’, por la música, los cómics y por la reivindicación de la periferia y las clases populares en sus novelas.
Después de su debut literario en 2003 con El día que me vaya no se lo diré a nadie, a la que seguiría Cosas que hacen BUM y Rompepistas, se consolidó como uno de los máximos exponentes de lo que se llamó la Generación Pop, aunque el escritor siempre se haya sentido más cerca de referentes anglófilos como Irvine Welsh, el autor de Trainspotting..