"La víctima es el héroe de nuestro tiempo. Ser víctima otorga prestigio, exige escucha, promete y fomenta reconocimiento, activa un potente generador de identidad, de derecho, de autoestima. Inmuniza contra cualquier crítica, garantiza la inocencia más allá de toda duda razonable. ¿Cómo podría la víctima ser culpable, o responsable de algo? La víctima no ha hecho, le han hecho; no actúa, padece. En la víctima se articulan carencia y reivindicación, debilidad y pretensión, deseo de tener y deseo de ser. No somos lo que hacemos, sino lo que hemos padecido, lo que podemos perder, lo que nos han quitado." escribe el filósofo italiano Daniele Giglioli en su obra "Crítica de la víctima".La reflexión de Giglioli dice mucho de lo que ocurre en la política y la economía argentina desde que la administración Milei llego al poder y acaso desde la cuarentena, que fue el laboratorio donde el experimento libertario se gestó en el país. Porque en 2020, las víctimas no fueron solo los que morían por el Covid, médicos o pacientes, sino también quienes quedaron atrapados por las decisiones del Estado que los obligaba a quedarse en casa durante la pandemia. Esas "víctimas" son las que luego se identificaron con la Libertad Avanza en su prédica libertad frente a un estado victimario que los agredía a base de impuestos, adoctrinamiento escolar, marxismo cultural o teoría de género.De hecho, es tan eficiente en el electorado presentarse como víctima, que oficialismo y oposición compiten a ver quien perdió mas cosas: la oposición dice que estamos perdiendo el futuro (los derechos adquiridos durante años de lucha de trabajadores, mujeres, ancianos y niños) y el oficialismo , que afirma que por culpa del populismo socialista que abarcó un siglo(algo difícil de sostener entre historiadores), hemos perdido nuestro pasado, glorioso y de líderes mundiales.Lo cierto es que desde el inicio de su mandato, el gobierno sostiene que es víctima de la "casta política". La narrativa parece haberle dado algunos éxitos: a pesar que el gobierno se encontró en una posición de minoría en ambos bloques del Congreso, lo que dificultó la implementación de los proyectos de reformas estructurales, logro sacar la Ley de Bases.En los hechos, la estrategia presidencial fue denunciar a la casta que no le permitía llevar adelante su agenda de cambios, y le fue útil: después de todo el gobierno logro sancionar leyes claves y aumentar su caudal político, ya que al comenzar su mandato el gobierno contaba con 38 bancas en la Cámara de Diputados (menos que el 15% del total) y 7 en el Senado (10% del total). Minoría en ambas cámaras, o la víctima política perfecta. El Congreso estaba dominado por la "casta" de acuerdo a Javier Milei.Pero llamativamente -o no- para poder gobernar, la Libertad Avanza tuvo que abandonar su lugar de víctima: el gobierno logró formar una mayoría mediante la negociación, luego que en febrero había sido rechazadas la ley bases original, y aprobar con recortes la ley bases en junio.A partir de ese momento, la victimización parece haber desaparecido. Y es que las víctimas no construyen, y lo cierto es que con la aprobación de la Ley Bases logro imponer su poder y voluntad en el Congreso, "domando" como les gusta decir en las redes a sus trolls a los políticos tradicionales, como así también con los gobernadores.Pero como señala Giglioli, el dejar de ser víctima también trae aparejadas las criticas. Por eso es que cuando por iniciativa de los legisladores, tanto la Cámara de Senadores como la de Diputados aprobaron la reforma de la formula jubilatoria y el incremento del 8% de las jubilaciones, se rompió el mito otra vez de la víctima no actúa y solo padece. En ambas cámaras la aprobación del proyecto se dio con dos tercios de los presentes y el Ejecutivo, que tiene la facultad de vetar la ley y es lo que hizo Milei.Lo demás es por todos conocido: jubilados que fueron a quejarse al Congreso porque eran a partir del veto las verdaderas víctimas y la policía los reprimió violentamente.Pero aunque el hambre no es nuevo - los últimos siete años el haber mínimo acumuló hasta agosto de 2024 sufrió una caída de casi 26% en términos reales y los que cobran la máxima tuvieron una merma del 43,3% en ese mismo período- si a eso le sumamos que le quitan el subsidio a los medicamentos, duplicándole a muchos el valor de los remedios que toman de por vida, y que encima les pegan por protestar, la figura de víctima en la argentina hoy tiene cara de jubilado.Los datos hablan por sí solos: en los primeros cinco meses de 2024, de cada $100 ajustados por el gobierno - eso que era lo que iba a pagar "la casta" y que hizo que cinco de cada diez jubilados votaran la formula Milei - Villaruel-, más de la mitad lo explican los recortes en jubilaciones ($31,5) y obra pública ($23,2). Le siguen los subsidios, que aportaron 12,8%, gastos de funcionamiento del Estado (principalmente salarios) con 10,7% y prestaciones sociales con 9,4% entre las que se incluyen asignaciones, pensiones no contributivas, prestaciones del PAMI, entre otros.Todos datos que dejan claro que si en la Casa Rosada quieren seguir usando el rol de víctima para ganar las elecciones de 2025, primero deberán hacer algo con los pensionados. O elegir ser victimarios, algo que parece dar pocos votos.