Fue más la noche de Miguel Borja que de River. Hay veces en que una individualidad se pone por encima de todo, disimula los defectos colectivos. Le pone color a aquello que venía medio desteñido. El colombiano abrió la victoria sobre Libertad cuando River no encontraba la brújula, cerca del final del primer tiempo. Y sentenció la historia con un golazo, cuando ya quedaba poco del partido. Borja, como principio y final.