LONDRES.- La larga batalla legal por Julian Assange finalmente parece estar llegando a su fin. Ha sido un drama casi surrealista que se extendió como una mancha de aceite -involucró a los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suecia, Ecuador y Australia-, durante el cual el fundador de WikiLeaks, de 52 años, estuvo escondido en diminutas habitaciones y recluido en celdas de prisión una cuarta parte de su vida.