La trama seducía por la simplicidad de su diseño: cuatro hombres orgullosos de su condición de tales se congregaban cada semana como un ritual para rendir culto a la amistad alrededor de una mesa muy bien servida. Los machos (que llevaba como subtítulo “No tan machos”), supo captar de inmediato el interés de una audiencia que desde el primer capítulo hizo del programa una cita ineludible.