Tallado en la dureza de su padre "Quique" y amoldado a la dulzura de su madre "Mecha", esa ambivalencia que para los negocios le cerraba por todos los lados. Ser así lo hacía "feliz". El propio Martín Santiago Del Río (47) lo reconoció en su declaración indagatoria, cuando para la justicia dejó de ser testigo (declaró tres veces en esa condición) y pasó a ser el único sospechoso de "doble